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Animación Japonesa IV: Hayao Miyazaki y el estudio Ghibli

Animación Japonesa IV: Hayao Miyazaki y el estudio Ghibli Las películas de la Disney han sido por mucho tiempo la inspiración de muchos animadores japoneses. Parece ser que Osamu Tezuka, vio Bambi tantas veces que recordaba cada secuencia y soñaba con igualar el grado de realismo alcanzado por la Disney en sus producciones. Sin embargo, las televisiones japonesas no tenían el dinero y tuvo que limitarse a crear la primera serie de animación para la televisión.

Con Hayao Miyazaki, el director que consiguió desplazar a las películas de la Disney de los primeros puestos en taquilla, la animación japonesa alcanzó su máximo grado de virtuosismo y pasión por el detalle. Hayao Miyazaki nunca prestó demasiada atención a los clásicos de la Disney. Según él, aunque la animación tiene un grado de realismo muy elevado, el argumento es bastante sencillo y superficial y los personajes están bipolarizados: unos buenos guapos y listos y unos malos tontos y feos, fácilmente reconocibles y adaptados a la mentalidad infantiloide estadounidense. Sin embargo, el ser humano es un mosaico de sentimientos y hasta los buenos pueden tener su lado oscuro. Para Miyazaki, este era el principal defecto de las películas de Disney.

Hayao Miyazaki nació en Tokio en 1941 y tras graduarse en la universidad en 1963, e influído por Hakujaden, entró a formar parte de Töei Animation. Su primera obra como director fue la serie de televisión Okami Shönen Ken (Ken, el joven Salvaje), de 1964. En 1965, se unió al equipo de producción de Taiyiö no Oji Horusu no Daiböken (Las aventura de Hols, príncipe del Sol), que estaban formando el director Isao Takahata y el director de animación Yasuo Otsuka. En un período en el que la industria del anime estaba sacrificando la calidad, recortando gastos y haciendo adaptaciones de clásicos de la literatura infantil y de mangas, Takahata, Otsuka y Miyazaki decidieron oponerse a esta corriente para crear una película diferente a las series de animación, una película que describiese sentimientos reales y que contase con un argumento tan estructurado y complejo como el de una película de imagen real. Estrenada en el verano de 1968, Taiyö no Oji Horus no Daiböken, se ganó el favor del público y la crítica.

En 1971, dejó Töei y se unió con Takahata en una nueva productora, A-Pro. Juntos realizaron Panda Kopanda (1972). En 1973 Miyazaki y Takahata abandonaron A-Pro y se unieron a Zuiyo Pictures, donde se estaba produciendo Arupusu no shöjo Haiji (Heidi), la primera serie de animación para televisión basada en bocetos e información recopilada por animadores en localizaciones originales (Suiza). En medio de animes de acción frenética, Heidi, destacó por su calma y detallada descripción de la vida en un pueblo de los Alpes de finales del siglo XIX y se convirtió en un clásico recordado con nostalgia en todos los países en los que se ha emitido. En los siguientes años Miyazaki y Takahata intervinieron en Furandaazu no Inu (El perro de Flandes, 1975), Haha wo tazunete sanzenri (Marco, 1976), Araiguma Rasukaru (Rascal, 1977), Perrinu Monogatari (Sin Familia, 1978), Mirai shönen Konan (Conan, el chico del futuro, 1978) y Akage no An (Ana de las Tejas Verdes, 1979). También en 1979, Miyazaki se encargó de la dirección de Rupan III: Kariosuto no Shiro (El Castillo de Cagliostro), la versión en película de la serie Lupin III, basada en un manga de Monkey Punch y que narra las aventuras de un ladrón francés, nieto del ladrón de guante blanco Arsenio Lupin, y de sus dos compañeros, Jigen, un experto en el uso de armas y Goemon, una especie de samurai errante, a los que se une la enigmática e impredecible Fujiko y que son perseguidos incansablemente por todo el mundo por el inspector Zenigata.

En 1984, con Takahata como productor, dirigió Kaze no tani no Naushika (Nausicaä del Valle del Viento), que parapetó a Miyazaki a los primeros puestos de la industria de la animación japonesa. Con Nausicaä, Miyazaki desarrolló un complejo mundo y una imaginería visual que han sido la tónica general de las películas de Miyazaki. Esta película y Akira, otra historia ambientada en un apocalíptico mundo postnuclear, fueron las películas que impulsaron el boom del anime y el manga a nivel internacional. En 1985 fundó Studio Ghibli y en 1986 dirigió Tenkü no shiro Rapyuta (El Castillo en el Cielo). Al igual que en Nausicaä, la trama tiene elementos ecologistas, aunque la acción es menos laberíntica. En 1988 dirigió Tonari no Totoro (Mi vecino Totoro) una encantadora película repleta de entrañables personajes como Totoro o el Gatobús. Dentro de los clásicos japoneses, Totoro ocupa la segunda posición, detras de los Siete Samurais.

Su siguiente película fue Majo no Takkyübin (Nicky, la aprendiz de bruja), de 1989. En 1992 dirigió Kurenai no Buta (Porco Rosso), una fantasía de un piloto veterano de la Primera Guerra Mundial convertido en cerdo, ambientada en el Adriático de los años 20 que mezcla magistralmente elementos cómicos y dramáticos. En 1997 dirigió una de sus obras cumbre, Mononoke Hime (La princesa Mononoke), una pieza mitológica con mensaje en la que combina brutalidad con lirismo y que se convirtió en una de las películas más taquilleras en Japón hasta la llegada de Titanic, de James Cameron. En 2001 estrenó Sen to Chihiro no kamikakushi (El viaje de Chihiro), película que en Japón superó a Titanic tanto en recaudación como en asistencia y que ganó el Oso de Oro en la edición del año 2002 del Festival de Berlín, siendo la primera película de animación que gana este galardón, y también el Oscar de Hollywood a la mejor película de animación en el año 2002.

La última producción de Hayao Miyazaki, Hauru no ugoku shiro (Howl's Moving Castle), se estrenó en noviembre de 2004. Se trata de la novena película dirigida por Miyazaki que, al igual que en Majo no takkyübin, vuelve a basarse en un relato original, en este caso de la escritora inglesa Diana Wynne Jones. En un principio, iba a ser dirigida por Mamoru Hosoda (Digimon Adventure), pero al final, Miyazaki tomó las riendas del proyecto, curiosamente algo similar a lo que ocurrió con Majo no takkyübin. Después de usar a Japón como escenario de sus películas (Mononoke Hime y Sen to Chihiro no kamikakushi), vuelve a ambientar una de sus producciones en Europa. La película participó en el Festival de Venecia y, aunque no consiguió el León de oro, se llevó un premio técnico y arrancó una ovación de 5 minutos por parte del público.

A Miyazaki no le gustan los dobladores "profesionales" de anime porque su estilo no pega bien con sus películas. Por ello recurre a actores para que pongan voz a los personajes. La opción de "fichar" a Kimura Takuya (cantante del grupo SMAP y actor en películas como 2046) para hacer la voz de Howl es que buscaban a alguien "guapo" para poner voz al guapo de la película.

Otros largometrajes del estudio Ghibli son Umi ga Kikoeru (1993), dirigida por Tomomi Mochizuki, basada en una novela de Saeko Himuro, Mimi wo sumaseba (1995), dirigida por Yoshifumi Kondö, basada en un manga de Aoi Hiirage, y Neko no ongaeshi (2002), dirigida por Hiroyuki Morita, y que vuelve a retomar a los personajes creados por Aoi Hiirage.

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Animación Japonesa III: Los años 70 y 80

Animación Japonesa III: Los años 70 y 80 Durante los años 70 y 80 continuó la adaptación de mangas a series de televisión, como Mazinger Z (1972), Candy, Candy (1976) y Doraemon (1979), una serie que todavía sigue emitiéndose en la TV Asahi la tarde de los viernes. También durante esta época fueron adaptados al anime cuentos y novelas de las literaturas japonesa y occidental, como Arupusu no shöjo Haiji (Heidi), de 1974, Haha wo tazunete sanzenri (Marco), de 1976, Tomu Söyâ no böken (Tom Sawyer), de 1980 y Meitantei Hömuzu (Sherlock Holmes), de 1984.

Cuando alguna serie de anime (basada en manga o no) se convertía en éxito, la versión en largometraje se hacía inevitable.Uno de los mejores ejemplos de este método japonés de "reciclar" ideas en diversos medios es Uchü Senkan Yamato (Acorazado estelar Yamato), un clásico de las series de anime de Leiji Matsumoto que fue convertido en película en 1977 (una especie de versión resumida de todos los capítulos de la serie) con un gran éxito de público, al que siguieron otras obras de Matsumoto, como Ginga Tetsudö 999 (Galaxy Express 999) en 1979. La saga de Kidö Senshi Gundam (Mobile Suit Gundam), de 1979, además de ser pionera en la introducción de elementos psicológicos en las series de robots gigantes (innovación desarrollada en Chöjikü yösai Makurosu (Macross o Robotech) y que llegaría a su máximo exponente en Shin Seiki Evangelion), tiene una nutrida adaptación a películas.

1988 supone un hito en la animación japonesa con la película Akira, de Katsuhiro Ötomo, basada en el manga del mismo nombre y que, junto con Kaze no tani no Naushika (Nausicaä del Valle del Viento), de Hayao Miyazaki, contribuiría a hacer aún más conocida la animación japonesa en Occidente, además de generar más polémica sobre los contenidos violentos de algunas series de animación. Si bien esto es cierto, no es la tónica general. A diferencia de lo que ocurre en Occidente, donde la animación se suele asociar al público infantil, en Japón la animación también está orientada a adultos, con unos contenidos milimetrados según el público al que se dirigen. En general, en Japón, el anime se emite en tres franjas horarias bien diferencidas: matinal, con contenidos dirigidos al público infantil; tarde, con anime más enfocado al público juvenil, y media noche, la franja horaria dedicada a la animación para adultos. El origen de toda está polémica y de la ecuación anime=sexo y violecia, bien puede deberse a la concepción occidental de animación=película Disney=público infantil, que por lo visto está muy presente en los programadores de televisión.

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Animación Japonesa II: Las primeras series para TV

Animación Japonesa II: Las primeras series para TV La revolución de la animación japonesa llegó en 1963 de la mano de Osamu Tezuka, cuando fundó su propia compañía de animación para producir las versiones animadas para la televisión de su manga Tetsuwan Atomu (Astroboy). El éxito de esta serie entre los jóvenes japoneses favoreció la producción de otras series animadas de 30 minutos para la televisión, la mayoría de ellas basadas en exitosos mangas. Algunos de ellas fueron posteriormente emitidos en las televisiones de otros países, como Janguru taitei (Kimba, el Rey León), de 1965 y, para algunos, la película donde se inspiró la Disney para hacer El Rey León, y Mahha Go Go Go (Meteoro), de 1967. A finales de los 60, las series de deportes que ensalzaban el "espíritu de lucha" se hicieron populares, como Kyojin no hoshi (La estrella de los Gigantes), de 1968. En 1969 empezó a emitirse Sazae-san, basada en el manga de Machiko Hasegawa y que podría incluirse dentro del "anime costumbrista". La serie relata la vida de una típica familia japonesa de posguerra en la que conviven tres generaciones y todavía sigue emitiéndose por la Fuji TV la tarde de los domingos.

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Animación Japonesa I : Los origenes

Animación Japonesa I : Los origenes Las primeras películas animadas japonesas se remontan a 1916 y estuvieron bastante influídas por las técnicas de los primeros animadores, como el francés Emile Cohl. Noburö Öfuji fue pionero en la técnica de la animación de siluetas sobre fondo durante los años 20 y fue el primer animador japonés en alcanzar un reconocimiento internacional. En 1932, Kenzö Masaoka produjo en su propia casa Chikara to Onna no Yononaka, la primera película animada japonesa sonora. Masaoka, quién es conocido como el padre de la animación japonesa, se dio cuenta de su potencial y fue el responsable de su transformación de una industria a pequeña escala de animadores desperdigados a una industria organizada. Entre los seguidores de Masaoka estaban Mitsuyo Seo y Taiji Yabushita. Seo produjo el primer largometraje animado en 1943, una representación del ataque a Pearl Harbor titulada Momotarō no umiwashi (Las Águilas marinas de Momotarō), considerado hoy como un clásico de la animación.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la animación japonesa siguió creciendo, aunque lentamente. En 1958, la Töei Animation estudios de animación más grandes de Asia, estrenó el primer largometraje en color, titulado Hakujaden (La leyenda de la Serpiente Blanca) y dirigido por Taiji Yabushita. Desde entonces, esta compañía prácticamente ha estrenado una película de animación casi cada año. Posteriormente, el grupo de animación Animeeshon Sannin no Kai, formado en 1960 por Yöji Kuri y dos compañeros experimentaron con varios tipos de animación, incluída la animación para adultos de humor negro. A pesar de tener bastante aceptación en el extranjero, en Japón tuvo muy poca repercursión.

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