Memorias de una geisha
Si en verdad estuviéramos frente a unas memorias, dictadas por una geisha retirada, sin duda asistiríamos a una muestra importante de los sentimientos de la protagonista. Sin duda veríamos cómo las dificultades con las que se encuentra en Gion afectarían a su desarrollo como persona y como geisha, y sin embargo el libro profundiza muy poco en las reacciones de la protagonista, centrándose casi exclusivamente en aspectos más superficiales, como la belleza de las geishas, la complicación de su peinado, lo importantes que son algunos de sus clientes, etc.
Si nos centramos en todo lo que hay alrededor de la historia de la protagonista, es decir, la vida de las geishas, la preparación de las mismas, sus tradiciones, sus particularidades, entonces la novela es excelente. El trabajo de Golden a la hora de describir el ambiente de Gion, uno de los distritos de geishas más famosos de Japón, es sencillamente estupendo, nos transporta allí con facilidad y nos cuenta lo suficiente como para que podamos sentir que estamos dando un paseo por Gion desde el sofá de nuestra casa, y nos abre las puertas a un mundo desconocido y nuevo con todo lujo de detalles. La ambientación de la novela es realmente excelente y espectacular y, al leerla, no es extraño que deseemos estar allí presentes y ver las geishas con nuestros propios ojos...
En cuanto a la historia como conjunto, al principio se hace un poco extensa, cuando Chiyo vive en su pequeña aldea, ya que para transmitirnos la idea de que antiguamente se vendían niñas para hacer de criadas o geishas, con menos páginas habría bastado. Posteriormente, la trama resulta interesante y bien concebida en líneas generales, principalmente porque se convierte en una lucha de personalidades entre Chiyo y Hatsumomo, y porque los detalles acerca de la vida y preparación de las geishas están muy bien entremezclados con la historia de la protagonista. Sin embargo, una vez que nos damos cuenta de que, por más penalidades que pase la protagonista siempre acaba todo bien, y teniendo en cuenta que el final resulta un tanto abrupto, como si el autor no hubiera sabido atar todos los cabos que había dejado sueltos sin alargar mucho más la novela, el sabor que nos queda al acabar el libro es un poco agridulce, un poco decepcionante por las grandes expectativas creadas. También podría decirse que la historia es demasiado típica, y que es casi una copia de un cuento de hadas, como Cenicienta, en la que una muchacha, tras pasar muchas penalidades, alcanza la felicidad sin que lleguen a sonar nunca las doce campanadas.
Repercursión
Cuando hablamos de Memorias de una geisha estamos hablando de un libro que ha tenido un gran impacto mediático en todo occidente, que ha contribuido a acercar una parte de Japón a los ojos de muchos lectores que desconocían por completo el mundo de las geishas. En realidad, para mucha gente, este libro supuso una puerta abierta a un mundo fascinante y desconocido, pero que también ha hecho bastante daño a la imagen de las geishas fuera de Japón.
El interés que la novela despertó por Japón es positivo, sin duda alguna, pero hay que hacer notar que, como el libro es, ni más ni menos, una obra de ficción, el autor no se ha preocupado de aclarar que algunos conceptos tales como el mizuage (la desfloración) actualmente ya no existen, puesto que eso no aporta nada a la trama de la novela, lo que entre otras cosas ha acentuado la visión geisha = prostituta que mucha gente aún tiene en mente.
NipoWeb
Si nos centramos en todo lo que hay alrededor de la historia de la protagonista, es decir, la vida de las geishas, la preparación de las mismas, sus tradiciones, sus particularidades, entonces la novela es excelente. El trabajo de Golden a la hora de describir el ambiente de Gion, uno de los distritos de geishas más famosos de Japón, es sencillamente estupendo, nos transporta allí con facilidad y nos cuenta lo suficiente como para que podamos sentir que estamos dando un paseo por Gion desde el sofá de nuestra casa, y nos abre las puertas a un mundo desconocido y nuevo con todo lujo de detalles. La ambientación de la novela es realmente excelente y espectacular y, al leerla, no es extraño que deseemos estar allí presentes y ver las geishas con nuestros propios ojos...
En cuanto a la historia como conjunto, al principio se hace un poco extensa, cuando Chiyo vive en su pequeña aldea, ya que para transmitirnos la idea de que antiguamente se vendían niñas para hacer de criadas o geishas, con menos páginas habría bastado. Posteriormente, la trama resulta interesante y bien concebida en líneas generales, principalmente porque se convierte en una lucha de personalidades entre Chiyo y Hatsumomo, y porque los detalles acerca de la vida y preparación de las geishas están muy bien entremezclados con la historia de la protagonista. Sin embargo, una vez que nos damos cuenta de que, por más penalidades que pase la protagonista siempre acaba todo bien, y teniendo en cuenta que el final resulta un tanto abrupto, como si el autor no hubiera sabido atar todos los cabos que había dejado sueltos sin alargar mucho más la novela, el sabor que nos queda al acabar el libro es un poco agridulce, un poco decepcionante por las grandes expectativas creadas. También podría decirse que la historia es demasiado típica, y que es casi una copia de un cuento de hadas, como Cenicienta, en la que una muchacha, tras pasar muchas penalidades, alcanza la felicidad sin que lleguen a sonar nunca las doce campanadas.
Repercursión
Cuando hablamos de Memorias de una geisha estamos hablando de un libro que ha tenido un gran impacto mediático en todo occidente, que ha contribuido a acercar una parte de Japón a los ojos de muchos lectores que desconocían por completo el mundo de las geishas. En realidad, para mucha gente, este libro supuso una puerta abierta a un mundo fascinante y desconocido, pero que también ha hecho bastante daño a la imagen de las geishas fuera de Japón.
El interés que la novela despertó por Japón es positivo, sin duda alguna, pero hay que hacer notar que, como el libro es, ni más ni menos, una obra de ficción, el autor no se ha preocupado de aclarar que algunos conceptos tales como el mizuage (la desfloración) actualmente ya no existen, puesto que eso no aporta nada a la trama de la novela, lo que entre otras cosas ha acentuado la visión geisha = prostituta que mucha gente aún tiene en mente.
NipoWeb
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